miércoles, 28 de septiembre de 2016

Hermosa peregrinación en los desiertos de Ica


Miles de fieles asisten al santuario de le Virgen del Rosario de Yauca  

El primer domingo del mes de octubre de todos los años se efectúa la peregrinación al Santuario de la Virgen de Yauca, que se encuentra en pleno desierto iqueño y se ubica a 30 kilómetros, aproximadamente al sur este de la ciudad. Es el inicio de una semana de celebraciones en recuerdo a la imagen protectora de la ciudad.  

En el altar mayor del santuario, se encuentra la Imagen de la Virgen del Rosario de Yauca, donde numerosas personas testifican hechos milagrosos. Es una festividad religiosa de gran importancia para la comunidad y la viva expresión del sentir religioso de la Ciudad y sus habitantes, mostrado a través de la veneración a esta milagrosa imagen.
Una semana antes al primer domingo del mes de Octubre, realizan el acto tradicional, llamado el barrido, en donde todos los devotos realizan parte de la limpieza y aseo del Templo. El día sábado previo a la celebración el desierto se llena de luces. Son los peregrinos que cumplen la promesa de llegar a pie y se alumbran con velas, faroles o linternas, realizan la caminata de desde la ciudad al Santuario.
Aprovechan la noche y la madrugada para librarse del calcinante sol, durante 5 o 6 horas aproximadamente. En el Templo se realizan misas continuas cada hora, en las que los fieles muestran su devoción y fervor a la Virgen. Alrededor del Templo se levantan cientos de pequeñas carpas, donde vivanderas de toda la región Ica, ofrecen comidas y bebidas.
Por la tarde sale la procesión Virgen, con una asistencia  de quince mil peregrinos. Esta  devoción a la Virgen de Yauca, se inició en el año 1700 cuando tres campesinos hallaron la imagen cerca de un matorral, según aparece en un documento que se guarda en el
Santuario.  La tradición cuenta que en la inmensa y desolada pampa de Yauca, que se extiende al sureste de la ciudad de Ica, fue encontrada entre matorrales, una pequeña escultura de Nuestra Señora del Rosario, con el Niño Jesús y un rosario nacarado en sus manos. Se presume que la imagen, de aproximadamente 60 centímetros de altura, fue abandonada por arrieros que al bajar de la serranía ayacuchana se perdieron en medio del desierto iqueño.
Según los testigos presenciales, que suscribieron un acta con los hechos que se indican, el acontecimiento ocurrió el 3 de octubre de 1701. Gracias al documento sus nombres no quedaron en el olvido; fueron ellos Nicolás Ortega, Diego Gutiérrez y Francisco Córdova.
Pensaron entonces en trasladarla a Ica, pero al intentar levantarla no lo consiguieron. Interpretaron el hecho como un deseo de la Madre de Dios de permanecer en aquellos descampados.
Con la ayuda de Calixto Muñoz le edificaron una sencilla capilla en las inmediaciones; y fue sólo después de una plegaria suya que la imagen se dejó conducir suavemente a su nueva morada, ante el asombro de toda la concurrencia. La noticia corrió por valles y montañas, y desde entonces la Virgen de Yauca es venerada por sus hijos iqueños, que la hicieron su Patrona, y especialmente en el mes de octubre le tributan filial y cálida devoción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario