Una costumbre especial en todas las zonas rurales
En
términos generales los peruanos en las zonas rurales, en su mayor parte en
nuestras regiones andinas, creen fielmente que las almas de nuestros muertos
regresan para disfrutar de los altares que se prepara en cada una de nuestras
casas, con algunos objetos que reflejen algún aspecto de la vida de la persona
fallecida.
La costumbre es dejar las
ofrendas durante toda la noche, para que el difunto pueda tener tiempo de
disfrutarlas. Al siguiente día, se reza la comida o bebida que fue puesta para
el muerto y una vez que la oración ha sido hecha todos pueden disfrutar del
especial almuerzo.
El momento más emotivo se da en
el cementerio, donde los allegados al difunto visitan su tumba y dejan flores
en honor a su memoria.
Algunas comunidades indígenas
celebran aún un antiguo rito, el encuentro con el fiel difunto durante una
comida sobre su tumba. Según la creencia, el muerto vuelve cada año, entonces
hay que prepararle sus platos preferidos.
En algunas regiones se le trae además las armas y los objetos que le
eran valiosos.
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