Construcciones con techos donde no ingresa agua ni luz solar
En todo nuestro territorio se
encuentran numerosos restos arqueológicos. Huellas de las culturas que poblaron
nuestras tierras y que consisten en edificaciones que nos muestran los
avanzados conocimientos prehispánicos. Una de estas obras es el enorme complejo
arqueológico de Rúpac, ubicado muy cerca de Lima, en la ruta del Valle de
Huaral, en el distrito Atavillos Bajo.
Estos históricos restos pertenecen
a la cultura Los Atavillos, con un gran desarrollo en la época pre inca. Son
hermosas edificaciones, localizadas al borde del abismo de una montaña a 3,500
metros sobre el nivel del mar y tienen un alto grado de conservación con elevadas construcciones de piedras rectangulares de
hasta tres niveles y con triples cornisas, chimeneas y habitaciones
subterráneas que conservan sus techos de piedra.
Los restos arqueológicos de
Rupac muestran una ciudadela construida por los Atavillos, con 51 edificios. Las
construcciones son rectangulares con triple cornisa, con terrazas escalonadas
hechas a base de piedras y con sólidos techos abovedados. La construcción
principal es el Castillo Marcakullpi, rodeado de místicos mausoleos y un
conjunto de chullpas.
El mencionado distrito de
Atavillos integra a la provincia limeña de Huaral, su capital es el pueblo San
Agustin de Huayupampa, territorio donde está la zona arqueológica de Rúpac,
considerada la joya arquitectónica del Reino de los Atavillos en
el periodo intermedio tardío, 1400 años antes de Cristo.
El palacio principal de Rúpac tiene forma
pentagonal y se ubica dentro
de una gran muralla. Es llamado Marca Cullpi y son elevadas construcciones de
piedras rectangulares de tres niveles, con pequeñas ventanas, hornos y triples
cornisas. Construcciones que en su mayoría
conservan sus techos intactos, hechos de lajas de piedras que impiden el
ingreso de la luz del sol y del agua de las lluvias.
Las paredes interiores de las
habitaciones y ambientes tienen piedras sobresalientes a manera de colgadores y
un color rojizo predominante. Es notorio que toda la ciudad de Rúpac estuvo
pintada de este color y con las puestas del sol en las tardes, resplandecía
como una llamarada. Precisamente su nombre proviene de la palabra Aimara Lúpac,
que significa llamarada roja y que en el paso del tiempo llego a nosotros como
Rúpac.
Según los estudios el lugar
tuvo fines militares y religiosos. Por el diseño defensivo de las edificaciones
y su estratégica ubicación que permite vigilar gran parte del horizonte, en lo
militar. Mientras que en las partes altas de sus ambientes se ubicaban a sus
ídolos en una especie de repisas.
En tiempos posteriores llegó a
ser una necrópolis para la población indígena, hasta que asumida la nueva
religión, se obligó a los pobladores a enterrar a sus muertos de manera
cristiana. Esta cultura tiene orígenes altiplánicos y llegó a esta zona como
parte del expansión del imperio Wari - Tiawanaku. Al decaer este imperio, el
antiguo Perú quedó dividido en diversos señoríos hasta que los Incas los
sojuzgaron mediante guerras o convenios. Al decaer el imperio Inca, cien años
después, con la llegada de los conquistadores europeos y luego de su frustrado
ataque a la ciudad de Lima (1536) junto a las tropas cuzqueñas, la clase
militar y la nobleza se replegaron hacia las zonas de selva alta pues previeron
la venganza de los españoles y sus aliados indios. Luego de eso el pueblo
atavillo quedó a merced de los nuevos gobernantes.
Al igual que Rúpac, todavía
quedan importantes vestigios de la grandeza del reino de Los Atavillos, como la
fortaleza de Sinchipampa en Arahuay, Canta Marca, el adoratorio de Añay y la ciudad de Chiprac, capital del reino de
los Atavillos.
También está Carihuaín, el Huampón, la tumba del
último curaca atavillano en Huillcatampu, entre otros restos arqueológicos, que
aún siendo más pequeños informan sobre su sistema militar, religioso y
político, pero sobre todo dan cuenta que debieron recibir mayor atención por
parte de los historiadores, arqueólogos y otros estudiosos tal como lo han
hecho con otras importantes culturas prehispánicas.
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