Ceremonias con grandes ofrendas originales a la madre tierra
En el calendario de nuestras fiestas andinas, sin duda alguna la más
antigua de todas, es la fiesta en honor a la Pachamama. Es una de las fiestas
más largas, empieza el primero de Agosto y finaliza el 31, una fiesta que se
desarrolla en medio de rezos, bailes, cantos, comidas y brindis con chicha y
caña, para alegría de las comunidades.
Las colectividades de los andes celebran el 1 de
Agosto su año nuevo ancestral, donde se rinde culto a la tierra con ofrendas
muy originales.
La
ofrenda a la tierra es un rito ancestral que se realiza en todas las regiones
de nuestro país. Es el ritual llamado el pago a la madre tierra, como una
retribución por las cosechas y el alimento que la tierra entrega a la gente y
sus animales. Se hace con hojas de coca, chicha de jora, semillas místicas de
la selva o huairuros. Estas ceremonias marcan el comienzo del nuevo año andino.
Los pueblos de los andes centrales del Perú y
nuestros hermanos países de Ecuador, Bolivia, Argentina y parte de Chile,
mantienen esta costumbre consagrada a la divinidad de la Pachamama, con actos
que se concentran en manantiales, vertientes o apachetas. Estos acontecimientos
son culturalmente muy significativos, porque se piensa que la Pachamama se
nutre con las ofrendas.
Históricamente
los quechuas, aimaras y otras etnias de nuestras regiones, realizan estos ritos
desde tiempos inmemoriales en su honor, sacrificando camélidos para derramar su
sangre. Ofrecen hojas de coca, conchas marinas, sobre todo fetos de las llamas,
con la creencia que servirán para fertilizar la tierra y no faltaran cosechas.
Los
cultos a la naturaleza son los más antiguos en la cultura aimara, que se
utilizan hasta nuestros tiempos, pese a la persecución de las religiones
nativas. En muchos pueblos se mantienen las costumbres unidas al culto a la
imagen de la Virgen María y
Santos
protectores.
En
otras palabras el sistema de creencias y rituales relacionados con la madre
tierra, se siguen practicando en la mayoría de nuestras comunidades campesinas,
herederas ancestrales de las épocas pre colombinas. El hecho se ha extendido en
los brindis de las grandes ciudades, donde ocasionalmente se aprecia rociar una
poco de bebida a la tierra con la idea que es una ofrenda a la Pachamama.
El
ritual en honor a la tierra se ha popularizado para efectuarse el primer día de
Agosto y durante el mes. En algunos
lugares también se hace el primer viernes de cada mes. Es una costumbre
que perdura y su realización es notable en la mayoría de fiestas patronales de
todos los pueblos andinos.
La
tradición autóctona del pago a la tierra viene por la estrecha relación de los
antiguos peruanos con la naturaleza, hombres y animales dependían de lo que la
tierra producía, siendo esta tradición una forma de agradecer las bondades de
la naturaleza.
En
los pueblos del norte de nuestro país se siguen realizando estas costumbres que
tienen su origen en la cultura moche, en especial en la región de Lambayeque,
con ofrendas de coca, aguardiente y víveres para el espíritu de sus ancestros,
para que este convenza a la madre tierra de seguir obsequiando fertilidad.
Mientras que en las tierras de Huaraz realizan estos ritos a campo abierto, en
lagunas cercanas a los nevados de Huandoy y Huascaran.
El
ritual del Ayahuasca es parte de esta tradición del pago a la tierra,
especialmente en el Cusco y en pueblos amazónicos. Muchos visitantes participan
en esta ceremonia como ritual de sanación, considerando al Ayahuasca una planta
tradicional de los antiguos peruanos. Por su parte en Puno las ofrendas a la
Pachamama, se elevan a las montañas de los cuatro suyos, en muchos casos
acompañados por la música de los pinquillos y tambores, lo que sucede en todas
las comunidades del altiplano.
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